Hace tiempo que siento que no encajo en ninguna parte. Ni en el trabajo, ni en la vida social, ni siquiera conmigo misma.
Y reflexionando sobre las posibles causas que me llevan a sentirme así, he llegado a varias conclusiones que quiero compartir contigo. (Vaya tela con los últimos posts que estoy escribiendo últimamente, depresivos a más no poder xD Pero mira, estoy segura de que estas cosas ayudan mucho más que escribir acerca del liderazgo y lo bonito que es vivir jaja)
La necesidad de encajar
Desde pequeños siempre buscamos formar parte de algo. Dicen que el ser humano es social por naturaleza (no sé yo, eh? xD A veces me siento alienígena jiji) Pero sí es cierto que existe una tendencia desde la infancia a meternos en grupos o en cajones que definan quiénes somos: Si eres niño o niña, del A o del B en clase, Betis o Sevilla, Fanta de naranja o de Limón, listo o torpe, del centro o de barrio, alta o baja, gorda o delgada, deportista o estudiosa, pija o cani, y un laaaaaaargo etcétera.
Y cuando estás fuera de esos grupos establecidos, o haces lo posible por encajar en alguno de ellos yendo en contra de tu identidad, o te quedas al margen y sufres por ser el raro o el diferente. O como yo, buscas la aprobación y reconocimiento constante de los demás… (Menos mal que el lunes tengo psicóloga porque vaya telita cómo estoy jaja)
Y eso solo cuando estás creciendo… Ya en la edad adulta lo que te define es lo que has estudiado o en lo que trabajas (con todas las connotaciones que ello conlleva).
¿Te has dado cuenta de que cuando te piden que cuentes algo sobre ti o que te definas casi siempre lo primero que dices es lo que has estudiado o en lo que trabajas? Al menos a mí me pasa… O cuando me preguntan: “¿Cómo estás?” Siempre digo: «Con mucho trabajo pero bien…»
¿Solo soy mi trabajo? Ojalá que no xD
O cuando eres padre o madre, que ya lo que te define es tu hijo y pasas a ser la madre/padre de fulanito. ¿Ya solo eres eso? Pues no.
Y digo yo, ¿lo bonito del ser humano no es la variedad de personalidades, formas de ser y opiniones que tenemos? ¿No podemos ser un conjunto de cosas que no vayan a extremos y quedarnos en el medio?
Creo que sentir que no encajas es una experiencia común para muchas personas. Pero es importante comprender que no encajar no significa que haya algo malo en ti. Todos somos únicos y tenemos nuestras propias características y habilidades que nos hacen diferentes de los demás. A veces, puede ser difícil encontrar personas que compartan nuestras mismas pasiones o intereses, pero esto no significa que no existan o que las necesites para ser feliz y disfrutar de lo que te gusta.
¿Introvertido o extrovertido? Otro cajón infernal…
El otro día hablando con mis compañeros de equipo tras una presentación con cliente, varios de ellos reconocieron ser tímidos, incluida yo misma, y enseguida vinieron los comentarios de: “¿Tú tímidx? Pues no lo parece”, “Si hablas con todo el mundo”…
Y aquí surgió el debate acerca de la diferencia entre ser extrovertido o introvertido.
Se suele entender que los introvertidos tienden a ser más reservados, reflexivos y prefieren pasar tiempo a solas o en pequeños grupos, mientras que los extrovertidos son más sociables y obtienen energía al interactuar con otros. También se dice que los introvertidos pueden ser muy creativos, mientras que los extrovertidos pueden ser muy carismáticos y persuasivos.
Sin embargo, es importante destacar que la personalidad es un espectro y no una elección binaria. Muchas personas pueden sentirse más inclinadas hacia un lado u otro del espectro, pero eso no significa que deban ser etiquetadas como totalmente introvertidas o extrovertidas. Además, la personalidad puede cambiar y evolucionar con el tiempo y las experiencias de vida.
La hora del traumita infantil
Yo siempre me he definido como alguien extrovertida, segura de mí misma, sociable, abierta… Pero mirando hacia atrás me pregunto si realmente era así o si me tuve que adaptar a las circunstancias para sobrevivir.
Recuerdo una vez que mis padres me llevaron a casa de un compañero de trabajo de mi padre, donde había un grupo de niños y mi madre me dijo que fuera a jugar con ellos. Yo no me movía de su lado, agarrada a ella muerta de vergüenza y ella dijo: “Pero si tú no eres así, ve con ellos a jugar”.
¿Y si yo sí era así?
¿Y si no lo era en un entorno en el que me sentía cómoda como con la familia o los amigos del barrio, pero con gente nueva me cortaba?
¿Y si el hecho de ir a un cole solo de niñas hacia que cuando hubiera niños me cortara más porque no sabía cómo tratar con ellos?
¿Y si el hecho de estar gordita y tener que ponerme en bañador delante de ellos todos canijísimos me cortaba?
¿Y si, y si, y si…?
El caso es que siempre he sido la gordita divertida (aún cuando estaba delgada), la que rompe el hielo con bromas, la descarada que no tiene miedo a decir las cosas con arte; la que siendo periodista tenía que hacer de tripas corazón y romper su vergüenza para entrevistar a gente por la calle, porque de lo contrario no tendría material para el programa de ese día…
Pero también soy esa hija única que jugaba sola la mar de bien, que se bebía los libros en su cuarto, que inventaba mundos y diálogos con sus peluches, la que se pasaba horas recortando fotos de las revistas de sus series favoritas para crear historias en cartulinas de colores, de la que reían por no saber peinarse los rizos, de la que se reían por no llevar ropa guay, por tener más vello de la cuenta o porque arrastraba los pies al andar…
Sin embargo, esta era más rara, ¿qué niño no va a querer ir a jugar al parque para quedarse en casa leyendo?
Recuerdo una vez que una amiga de mi madre me dijo: “Mi hija me ha salido rara, está todo el día metida en su cuarto, me recuerda mucho a ti” ¿Hola? xD jajaja y yo le dije: “Pues si te sale como yo tendrás suerte” VAMOOOOOOOH ¿Dónde está la rara ahora?, eh? eh?
La riqueza está en la diversidad
Me he dado cuenta de que cada vez me cuesta más salir a socializar y que, cuando lo hago, el gasto de energía es tal que acabo agotada y necesito algunos días alejada de la gente.
¿Me hace eso introvertida?
¿Esto hace que se anule el valor que tiene ser capaz de hacer el esfuerzo de ser el alma de la fiesta, de llevar reuniones complicadas y gestionar personas cada día?
¿Que lo haga y se me dé bien por la fuerza de la costumbre hace que pierda el valor que tiene hacer algo que me cuesta?
Yo soy creativa y reflexiva pero también soy sociable y persuasiva. Si no encajo en ningún cajón, ¿qué soy? Pues resulta que tiene nombre y es ‘ambivertido’, (tócate el pepe xD) que es una combinación de ambos y que permite a la persona adaptarse a diferentes situaciones.
Pues resulta que hay un cajón para mí después de todo… PUES NO LO QUIERO!!!!
Mira, te digo una cosa, los cajones para IKEA… Lo importante es comprender tus propias fortalezas y debilidades y utilizarlas para maximizar tu éxito y felicidad personal. Si bien puede ser tentador etiquetarse a uno mismo o a los demás, es importante recordar que la personalidad es compleja y multifacética, y no se puede reducir a una sola característica.
Tú eres tú y tus circunstancias y eso es lo que te hace distinto y especial.
Espero que te haya gustado y siéntete libre de comentar y/o compartirlo donde quieras.
Gracias por leerme 🙂
Guau, me has hecho sentir muy bien!Yo de pequeña estaba siempre con recortables y leyendo, hasta jugaba sola al parchís…..Y ahora hablo con todo el mundo, a veces demasiado….Unos días no encajo con nadie y otros estoy bien en cualquier lugar..pero eso sí aunque hablo mucho es raro que cuente mis asuntos más personales a nadie.
Claro es que hay tantas personalidades y formas de ser como personas. Y no tiene que ser malo «salirse» de la norma 🙂