¿Te has sorprendido alguna vez atrapadx en una espiral de preocupación por cosas que ni siquiera han ocurrido? No estás solx, aquí tienes a una overthinker de manual 🙂
El otro día, mientras reflexionaba sobre la ansiedad, me di cuenta de cómo tendemos a preocuparnos por cosas que aún no han sucedido. Es como si nuestra mente se adelantara a los eventos, creando escenarios que, en su mayoría, nunca se materializan. Este hábito no solo nos roba la paz del presente, sino que también agota nuestra energía mental.
El impacto de la ansiedad en la vida real
La ansiedad es ese enemigo invisible que nos mantiene en alerta constante, imaginando lo peor. Y aunque a veces creemos que preocuparnos nos prepara más para lo que vendrá, la realidad es que muchas veces estos pensamientos no tienen una base real y solo nos generan estrés innecesario.
Un ejemplo perfecto de esto lo encontramos en la película ‘Inside Out 2’. Los personajes de Miedo y Ansiedad, ilustran cómo la preocupación por eventos futuros puede paralizar nuestras acciones presentes. Ansiedad se anticipa a todos los posibles peligros, algunos de los cuales son altamente improbables, pero su preocupación extrema influye en las decisiones y emociones de Riley, la protagonista.
Sin embargo, Alegría se pregunta por qué no puede anticipar escenarios positivos también, ¿por qué solo nos centramos en todas las catástrofes que pueden ocurrir? ¿Y si sale bien, qué? Pero nunca pensamos en eso.
Seguro que te ha pasado…
En la vida real, es común ver a personas preocupándose por una presentación de trabajo, un examen final o incluso situaciones sociales hipotéticas. Este tipo de ansiedad puede causar insomnio, cambios de humor y falta de concentración, afectando nuestra calidad de vida.
Yo, sin ir más lejos, he pasado noches sin dormir y con la barriga revuelta pensando en una reunión complicada del día siguiente, anticipando gritos, enfados o hasta despidos. Y luego no pasa ninguna de esas cosas dramáticas que he pensado. En este caso, anticiparme a lo peor, lo único que ha conseguido es que estuviera cansada por no poder dormir bien y tener todo mi organismo alterado por NADA.
Consejos vendo que para mí no tengo
Lamento decirte que en este punto en particular no soy quién para dar consejos o soluciones porque yo misma lucho internamente para superar este comportamiento tan odioso.
Sin embargo, te comparto algunas cosas que me ayudan, al menos, a sobrellevarlo:
- Conecta con la realidad: esto me lo enseñó mi psicóloga María. Párate a pensar si tus preocupaciones están basadas en hechos reales o en puras hipótesis. Pregúntate: «¿Esto es un problema real o solo un ‘y si’?»
- Compartir la preocupación con alguien: verbalizar lo que te quita el sueño puede ayudar a ver las cosas desde otro punto de vista diferente. A veces, nosotros mismos no somos capaces de conectar con la realidad, por eso, contrastar el problema con alguien más puede sernos muy útil.
- ¿Qué es lo peor que puede pasar?: mi vecina Patri siempre me hace esta pregunta cuando estoy agobiada o preocupada por algo: «¿Y si sale mal qué? ¿Qué es lo peor que te puede pasar? ¿Que te despidan?». Muchas veces, al evaluar racionalmente el peor escenario, nos damos cuenta de que es manejable o que las probabilidades de que ocurra son muy bajas. Este enfoque puede reducir el miedo y la ansiedad, permitiéndonos enfocarnos en el presente con mayor claridad.
- Relativiza: una vez más acudo a los sabios consejos de las mujeres fuertes y valiosas que hay en mi vida. Patri siempre me dice: “We save PDFs not lives”. Y mi amiga Marina hoy sin ir más lejos me ha dicho lo siguiente: “Esto no es importante. Importante es que hayas conseguido que en tu casa ya no haya cucarachas porque has encontrado el agujero por donde salían, eso sí ha tenido un impacto en tu vida, pero esto, esto no es nada”. Los problemas van y vienen, hoy será este y mañana será el otro y hay que intentar ver con perspectiva la importancia real que tienen y hacer triaje.
Doctor, ¿esto tiene remedio?
Recordemos que preocuparnos por el futuro es natural, pero no dejemos que eso nos consuma. Vivamos más en el presente y aprendamos a gestionar nuestra ansiedad con herramientas que nos permitan disfrutar de la vida aquí y ahora. Así, podemos transformar esos pensamientos negativos en una fuerza positiva que nos impulse a ser más conscientes.
Ya os digo que escrito queda todo muy mindfulness y muy bonito, pero es algo difícil de conseguir. A mi personalmente me cuesta mucho y es solo con tiempo y experiencia como vas aprendiendo a relativizar. Y por supuesto con ayuda de los demás, creo que no hay nada más importante que saber expresar cómo te sientes.
Y eso es todo por hoy 🙂
Espero que te haya gustado y siéntete libre de comentar y/o compartirlo donde quieras.
Gracias por leerme 🙂
