Ser Product Owner puede ser a veces muy duro y solitario, pero también te permite aprender muchísimo, no solo de gestión sino de personas. Aquí te dejo algunas de las lecciones que he ido aprendiendo en los últimos años y que espero que te sirvan.
Hacía bastante tiempo que no reservaba un huequito para escribir. Parece mentira que en un pasado muy lejano anterior a ser Product Owner, fuera periodista y me llevara gran parte del día redactando. ¡Cómo cambia la vida!
Pero bueno, no quiero ponerme nostálgica porque quiero estrenar la Ameba Malota con algo liviano, por llamarlo de alguna manera, (que el rollo te lo voy a soltar igualmente jeje): Algunas cosas que he aprendido en los últimos años siendo Product Owner (PO).
Y puede que pienses: “Dónde va ésta, ni que tuviera 15 años de experiencia”, y tienes toda la razón. La experiencia de los años sin duda aporta tablas y te permite vivir situaciones de todo tipo que hacen que sepas enfrentarte de otra manera a las cosas.
Sin embargo, una cosa es la experiencia y otra es el aprendizaje. En mi opinión, lleves un año o 10 trabajando siempre estás aprendiendo desde el minuto uno, y eso te hace capaz de generarte una opinión y poder transmitirla a los demás.
Un poco de historia antigua…
Antes de nada, quiero destacar que soy una persona que tiende a creer que siempre puede hacer las cosas mejor. Si algo va bien, suelo pensar: “Sí, está bien pero esto podía haberlo hecho de otra forma”, o “Otra persona seguro que lo hubiera hecho diferente”.
Evidentemente sé que hay cosas que se me dan bien, pero en el trabajo soy muy exigente conmigo misma. De hecho, cuando me dan la enhorabuena tiendo a buscar excusas o agentes externos que justifiquen el éxito, como por ejemplo: “Bueno, es que era un proyecto fácil”, “Es que el equipo es muy bueno” o “Es que me llevo bien con el cliente”…
A raíz de esta actitud, una vez mi responsable me dijo que era cierto que tenía cosas que mejorar, pero que tenía que dejar de compararme con este y con aquel, porque yo tenía cualidades innatas de las que otros carecían.
Me dijo que cada uno era un tipo diferente de Product Owner y que había personas más metodológicas, otros más desentendidos del producto, otros más o menos distantes de cliente o equipo, y que ninguno era mejor ni peor, sino que cada uno aplicaba su estilo.
Estas palabras me hicieron reflexionar muchísimo. Hasta ese momento yo pensaba que para poder llegar a ser como esos compañeros a los que admiro, tenía que cambiar mi estilo de gestión, y esto nos lleva a la primera cosa que he aprendido como Product Owner.
Sé tú mismo, eres más que un Product Owner
Parece una obviedad como una catedral pero en mi caso fue una revelación. Yo soy una persona jovial, que está todo el rato haciendo bromas y utilizo el humor para romper el hielo y para relacionarme en mi vida personal y laboral.
Puede parecer que esta actitud con los compañeros de trabajo va genial y contribuye a crear un buen ambiente. Sin embargo, también puede dar la imagen de falta de profesionalidad, y de cara a los clientes aún más. No sé bien el motivo, pero tenía la idea de que para avanzar en el mundo laboral tenía que haber una Bea del trabajo y una Bea de la calle, y que las dos no podían convivir.
Evidentemente, no estoy todo el día tocando castañuelas y sé cuándo estoy en un contexto distendido y en un contexto formal. Sin embargo, al final acababa coartando mi forma de ser en el trabajo.
No sé si fue algo que me auto impuse o que me inculcó el entorno o la sociedad, pero tenía muy arraigado en mi interior el hecho de que para progresar o que te respetaran había que ser una hija de puta.
No obstante, precisamente, el soltarme y ser como soy ha resultado ser la clave para reforzar la relación de confianza tanto con los equipos que he gestionado, como con las empresas con las que he trabajado. Y esa confianza al final hace que la relación laboral / comercial se enriquezca y siga creciendo.
Me di cuenta de que estaba renunciando a cosas que hacen de mí lo que soy, como la empatía o la escucha activa. Y aquí entra el punto 2.
Los clientes son personas
En una relación B2B está claro que ambas partes quieren ganar dinero, aquí ninguno estamos por amor al arte…
Sin embargo, yo solía ver al cliente como al enemigo. Ese demonio ajeno completamente a mí, que lo que buscaba era engañar y aprovecharse de mí para tener más por menos dinero.
Y, seamos claros, haberlos haylos, no voy a decir que todo sea color de rosa, pero al final somos seres humanos. Ellos son personas como tú y como yo y, aunque parezca otra obviedad, esto tampoco hay que perderlo de vista.
Lo que he aprendido es que como dueña del producto no solo tienes que entender lo que quiere un cliente, sino que tienes también que entenderle más allá de su faceta de cliente: tienes que saber leerle como persona.
Conocer su contexto, cómo trabaja o cómo es su día a día, a las dificultades a las que se enfrenta… Todo eso ayuda a entender por qué te aprieta más con el presupuesto o por qué un día parece que no está satisfecho con nada de lo que haces.
Y a la inversa, que ellos conozcan tu realidad también ayuda a que entiendan ciertas cosas. Tampoco hay que pasarse de honestidad, también te digo, pero cuando yo he explicado en alguna ocasión las cosas con calma y desde la sinceridad, siempre ha ido todo bien.
A ver, hay veces que alguien es bipolar y ya está, no hay mayor explicación y tienes que tragar. Pero en la mayoría de los casos, el pararte a escuchar, a entender y a ver más allá ayuda muchísimo, no solo a crear esa relación de confianza, sino a que tu jornada laboral sea más llevadera.
Los equipos no son monos picadores
Y hablando de personas, los clientes no son los únicos con los que trata un Product Owner, también están los miembros del equipo o equipos que gestiona.
Debo confesar que en muchas ocasiones me es más difícil esta parte que la del cliente. Y es que gestionar personas es MUY COMPLICADO, y quien diga lo contrario es que no las gestiona de verdad.
Aquí creo que aplica lo mismo que en el punto anterior pero a gran escala. Ante todo quiero aclarar que esta es mi forma de verlo y que, como decía antes, hay muchos estilos de liderazgo y modelos de gobernanza de un proyecto.
Pues bien, si vamos de lo general a lo particular, el equipo básicamente es un grupo de personas que tienen que hacer una serie de tareas en un tiempo determinado, coordinándose entre ellos.
Como personas tienen su personalidad, opiniones propias, problemas y movidas varias. No podemos pretender que todo eso no tenga un impacto en su trabajo, al igual que lo tiene en el nuestro.
Todas esas cosas necesitas conocerlas como PO, no solo porque pueden afectar al proyecto, sino porque al final pasamos más tiempo trabajando con ellos que con nuestra propia familia y un mínimo de empatía hay que tener, si no trabajar se convierte en una tortura.
No digo que te vayas a tomar una cerveza con ellos si no quieres, pero saber si tiene un mal día puede ayudar bastante. No solo a conocerlos mejor como personas, sino a nivel de gestión, a saber si es mejor darle otra tarea porque ese día no va a estar centrado.
El contexto siempre ayuda
Otro punto importante aquí es que también tienen derecho a saber y a tener el contexto de las cosas.
Yo no soy partidaria de darle a un compañero una tarea en plan: “Haz esto y dime cuánto tardas”. Siempre me gusta explicar qué necesitamos en concreto, cómo va a ayudar al cliente si la hacemos y por qué hay que hacerla con esa prioridad.
Del mismo modo, el equipo también debe conocer detalles del proyecto y del cliente. Siempre hay que tener en cuenta que como Product Owner eres un perfil alto. Debes hacer de paraguas para que al equipo no le lleguen cosas que generen ruido o que les desenfoque de su trabajo.
Hasta ahí todo bien, no te digo que tengan que saber de costes y cosas así. No obstante, es necesario que entiendan cosas como quién es el cliente, por qué es importante un proyecto para la empresa o por qué se ha vendido de una forma concreta.
Saber todo eso primero denota que forman parte del proyecto y segundo, ayuda a que se impliquen más. Si les tratas como a “monos picadores” su implicación va a ser esa: “Este no es mi problema”. Pero si les haces formar parte explicándoles el contexto y teniéndoles en cuenta, seguramente eso haga que vayan más allá ellos también.
Y llegados a este punto, tenía una lista con 3 puntos más pero creo que para ser el primer post ya ha sido peñazo suficiente.
Espero que te haya gustado y siéntete libre de comentar y/o compartirlo donde quieras.
Gracias por leerme 🙂
Tenga ganas de conocer los otros tres puntos ☺️
Gracias 🙂